Esta es la denuncia que presentamos en la Fiscalía General de la República:
C. Fiscal Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión
de la Fiscalía General de la República
Ciudad de México.
P r e s e n t e.
El infrascrito Martín Serrano Herrera, periodista cuyo domicilio y personalidad acredito con el documento de identificación respectivo, mediante este texto y con fundamento en los artículos 1, 5, 6, 7, 8, 9, 13, 14, 16, 17, 21 y demás relativos y aplicables de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 11, 14, 18, 30, 30 bis, 32, 367 y demás relativos y aplicables del Código Penal Federal; así como 1, 2, 20, 92, 105, 108, 109, 110, 111, 127, 128, 129, 130, 131, 133, 137, 138, 141, 153, 154,155, 183, 184, 196, 211 fracción I incisos (a) y (b), 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218, 221, 222, 223, 224, 225, 227, 228, 229, 230, 240, 259, 260, 261, 262, 263, 265, 267, 277 y demás relativos y aplicables del Código Nacional de Procedimientos Penales, acudo ante usted a presentar formal denuncia, querella o acusación en contra de quienes resulten responsables por hechos constitutivos de delitos en mi agravio y de terceros, acaecidos en consecutivas fechas de esta anualidad, siendo estos los días lunes 13 de abril, martes 14 de abril, miércoles 29 de abril, jueves 30 de abril, viernes 8 de este mayo, domingo 17 del presente mayo, y uno más ocurrido entre el lapso transcurrido entre la primera semana del presente mes hasta la madrugada del domingo 17, sin poder precisar fecha de este acontecido ya que las restricciones por la contingencia sanitaria decretada por autoridades me impidieron acudir antes al lugar; mismos hechos que a continuación narro, sobresaliendo en ellos la característica común del desapoderamiento de bienes tangibles e inmateriales relacionados con mi actividad periodística, de otros bienes y valores, así como amenazas que más adelante referiré y que conjunta y separadamente todos esos hechos deleznables constituyen graves ataques a la libertad de expresión.
H E C H O S
Miércoles 29 de abril y madrugada del jueves 30 del mismo mes de este año.- Hacia la media noche y durante más de cuatro horas en la fecha dicha, sobre un inmueble ubicado en el centro de la capital de Veracruz, donde veníamos adecuando un área para redacción alterna del medio de comunicación que encabezo, luego de destruir el acceso a un espacio específico fue perpetrado en mi agravio y de terceros el robo de numerosos bienes tangibles e inmateriales entre los que figura equipo de cómputo con material periodístico de próxima publicación, hecho que se puede observar a la 01:43:18 hora de la madrugada del 30 de abril recién pasado, conforme al video de circuito cerrado que ofrezco en apoyo a las investigaciones ministeriales que se imponen y como prueba de que se materializó un ataque contra la libertad de expresión al afectar nuestras actividades informativas. Este evento delincuencial también debió quedar filmado a través de las muchas videocámaras instaladas en el área, entre ellas las del C-4 del estado de Veracruz.
De esos hechos, al amanecer del mismo jueves 30 de abril fue alertada la policía municipal de la demarcación, misma que en pleno Centro de la ciudad capital de Veracruz, a poca distancia del sitio del ataque y menos de dos calles de la sede estatal de la policía preventiva, fortuitamente descubrió un inmueble aparentemente abandonado en el que había gran cantidad de objetos presumiblemente robados que otros presuntos afectados que minutos después arribaron reclamaron como suyos y ahí mismo se los devolvieron, en tanto que a mí fue hasta la noche de ese mismo día cuando en las instalaciones policiales municipales, en un área abierta y amplia, frente a personal armado y sus mandos, la devolución de algunos bienes providencialmente recuperados por ellos, y que identifiqué como de mi propiedad, la mayoría muy dañados, se me condicionó a la firma de un manuscrito dictado, del cual se me negó copia, donde exento de responsabilidad a toda la corporación. Desde luego que sí reconozco su probable espíritu justiciero, pero la exoneración dicha no es de mi competencia pues no tengo facultad para otorgarla y ocurrió que, listando los pocos bienes que me fueron reintegrados si se considera todo lo que fue robado, y entre los que coincidentemente no estaba ninguno de los relacionados con mi labor periodística, la signé debido a la situación imperante que no me dejaba alternativa, así como teniendo en cuenta por propia vivencia que es común que cuando hay consignación de bienes robados nunca más el dueño de ellos los tiene de retorno e impotente se queda con el agravio y la amarga experiencia de ser maltratado por déspotas que se dicen servidores públicos, por decir lo menos. A la fecha prevalece la impunidad sobre estos hechos que poco después se han repetido, y el ataque implícito contra nuestro desempeño informativo como otras tantas veces apuntaría a ser estadística de no ser por el resultado de las investigaciones que esta representación social puede llevar a cabo para esclarecer los acontecidos y así prevenir que no vuelvan a ocurrir en agravio de la libertad de expresión, de la democracia y de la sociedad en general. [Anexo I. Fotografías, y videos de cámaras 1, 2, 3, de las 22 horas del miércoles 29 de abril a las 03 horas del jueves 30 de abril del 2020]
Viernes 8 del presente mes y año.- Ilícitamente me desapoderaron de un automotor donde transportaba bienes, objetos y valores entre los que hay equipo de cómputo conteniendo información periodística, así como documentos con información altamente sensible y que es parte de un reportaje que estaba a punto de publicar. Los criminales son identificados como personal al servicio de una casa de usureros.
El automotor que me robaron es una camioneta Grand Cherokee blanca, modelo 2011, número de serie 1J4RS4GG0BC621827, placas XWW 6912 de Tlaxcala, datos conforme a la documentación que me fue presentada cuando la adquirí, cuya factura el 7 de enero de este año 2020 di a Pablo González Méndez en un contrato de compraventa que firmamos y donde se estipula que dicho carro queda en mi posesión y uso, siendo posteriormente cuando pasará a su poder en las óptimas condiciones que se halla al momento de la firma de tal acuerdo de partes y que así permanecía hasta el día en que me fue robado. Conforme a los términos del documento privado en mención, la camioneta fue empeñada y el importe me fue dado como anticipo de la compraventa. El empeño de la unidad vehicular por mera casualidad fue realizado en el establecimiento denominado “megaempeños” que se ubica en Primo Verdad número 12, en la misma capital de Veracruz, y que es sucursal de ”Visión Prendaria S. A. de C. V.” con domicilio en Paseo de la Reforma número 2620, piso 14 interior 1403, colonia Lomas Altas de la Ciudad de México, cuyo personal, o personal vinculado a ellos o al propietario o propietarios de esa casa de usura, poco tiempo después perpetrarían este robo en la forma que describo subsiguientemente, sin dejar de mencionar que previo a la operación mercantil a los usureros les fue comentado el documento privado precitado, manifestándose ellos plenamente de acuerdo y se realizó dicho empeño del bien mueble en comento.
El vehículo descrito, al momento de este robo con agravantes permanecía en el estacionamiento colectivo de la unidad habitacional Lomas Verdes, primera sección, de Xalapa, Veracruz, descubriendo Yo el ilícito alrededor de las 20:30 horas del viernes 8 de este mayo del 2020, cuando pretendía trasladarme hacia las oficinas de mi medio de comunicación ubicadas en doctor Rafael Lucio Nájera número 1 altos, del Centro de la capital veracruzana, donde llevaría a cabo labores propias de mi actividad periodística. Hacía varios días que no movilizaba la unidad, pues me aquejaba angustia y quebranto de salud tras los acontecimientos del 29 y 30 de abril dichos y que coincidió con fechas clave del confinamiento por la emergencia sanitaria que han instruido las autoridades en la materia, siendo también por ese mismo motivo que Yo no había acudido ante esta representación social a querellarme.
Fue al arribar al aparcamiento de vehículos mencionado cuando tuve la desagradable sorpresa de no hallar ahí mi camioneta, y teniendo como antecedente inmediato el robo que ocurrió una semana atrás y en el pasado no lejano los asesinatos de nuestros colaboradores Regina Mercedes Martínez Pérez y Rubén Manuel Espinosa Becerril, entre otros incidentes no menores y padecidos en diversas fechas, es de inferir que ya estaba muy estresado.
En el momento que me disponía a llamar policías intentando creer que se trataba de hechos perpetrados por la delincuencia común y no por criminales de alta escuela, recordé que en “megaempeños”, donde este bien mueble había sido empeñado con refrendos ilimitados, obligan a la instalación de GPS y contratación de un seguro “diferente” pero vinculado al vehículo, donde abusivamente se autodesignan beneficiarios así como arbitrariamente se quedan la llave original del automotor y todo ello redunda en miles de pesos que sin otorgar documento fiscal o recibo descuentan del monto de préstamo, siendo ellos mismos quienes unilateralmente llevan a cabo todos los trámites colocando en posición de espectador al presunto interesado, “cliente”, “usuario” o “consumidor”; procedí entonces a comunicarme con la empleada “Yanet”, quien participó en los trámites de empeño por parte de los usureros, siendo ella la persona que sin mayor abundamiento me indicó que la autoría del robo de mi camioneta con todo lo que había en su interior, lo cual incluye bienes diversos y relacionados con mi actividad periodística que en ampliación de declaración precisaré, estuvo a cargo de personal vinculado estrechamente a “megaempeños”, quienes con su proscrito acto implícitamente materializaron graves delitos de prensa y contra la libertad de expresión, bien colectivo que es un elemento indispensable para la vida democrática. Cabe decir que personal de esa empresa de usura tienen un mapeo en tiempo real de mi camioneta por medio del GPS que desconozco dónde lo pusieron dentro de mi unidad automotriz, así como no estoy informado de si le colocaron algún otro dispositivo de escucha o video, lo cual obvia que violentan mis garantías individuales pues en todo momento esos particulares saben exactamente dónde está la unidad vehicular y consustancialmente Yo que la conducía hasta antes de que la robaran.
No es ocioso advertir que quienes instalaron a mi camioneta el GPS dicho, conocen milímetro a milímetro el inmueble donde ocurrió el robo y atentado a la libertad de expresión y prensa una semana antes de estos hechos, pues todo el día que dentro de ese domicilio se ocuparon instalando a mi vehículo tal dispositivo impuesto unilateralmente por ellos deambularon al interior sin permiso ni restricciones, inspeccionando una y otra vez los puntos donde están colocadas las videocámaras, en parte siendo así porque no soy mala persona sino de buena fe y regularmente abro mi confianza a todo el mundo, además de que nunca ando buscando problemas o conflictos con la gente sino exactamente lo contrario, tratando de ayudar a todos, y eso es inherente a mi existencia pues en todo momento actúo de la misma forma, sin hipocresías, igual en mi trabajo que lo llevo a cabo con gusto y permanentemente pretendiendo el bien colectivo al criticar lo malo para que las cosas sean mejores.
El furtivo desapoderamiento de mi vehículo incluye todos los bienes tangibles e inmateriales que había en su interior en ese momento y que en ampliación de declaración detallaré, contando entre éstos documentos del automotor, documentos personales míos entre los cuales está mi credencial de elector y licencia para conducir, una computadora conteniendo material informativo para su publicación, siendo dicho material resultado de años de labor investigativa en el ejercicio de mi actividad periodística y que forma parte de un trabajo próximo a darse a conocer ante la opinión pública; asimismo producción intelectual y documentos conteniendo información altamente sensible cuya temática hasta antes de publicarse, ni sus fuentes, puedo revelar bajo ninguna circunstancia, siendo de interés periodístico en aras del interés público toda esa información y cuyo desapoderamiento ya descrito innegablemente constituye un atentado a la libertad de expresión que debe ser sancionado de manera ejemplar, previniendo al mismo tiempo que hechos como estos donde se atenta contra las tareas periodísticas y de comunicación a la sociedad en general no vuelvan a ocurrir. Los criminales autores de estos ilícitos saben exactamente cuál es mi actividad profesional y minuto a minuto seguían mis movimientos, enterados indubitablemente de que Yo traía la unidad vehicular, por lo que el acto deleznable lo ejecutaron con toda alevosía y plenamente conscientes del mal que causarían a mí y a terceros.
Aunado al sancionable hecho, es de subrayar que se me coloca en riesgo máximo si dicha información de trascendencia que ahí transportaba pasa a manos de otros criminales por intermediación de los señalados quienes, al haber perpetrado los actos punibles, humillantes y vejatorios en mi agravio y de terceros, no solamente materializaron delitos contra la prensa y la libertad de expresión al atajar con su censurable acción delincuencial la publicación de mi trabajo periodístico, sino que con su accionar violentan todas las garantías individuales del subscrito y de terceros.
En la misma vertiente es necesario subrayar que las maneras con que esos viles llevaron a cabo los ilícitos en mi agravio y de terceros, a vista de numerosas personas que me conocen y también saben de mi actividad profesional, agravian a la sociedad en su conjunto, atentan contra los valores y principios democráticos, me exponen gravemente, alientan otros delitos, me dejan vulnerable y me causan enorme perjuicio y daño material, económico y moral que necesariamente debe ser valorado y sancionado judicialmente.
No se debe dejar de lado que, ante los hechos mencionados que me han situado en la mera sobrevivencia al ser desapoderado de mis bienes y herramientas de trabajo con las cuales llevo a cabo mis actividades periodísticas, el agravio y humillación infligida por los delincuentes al servicio de “megaempeños” también me ocasiona un descomunal daño psicológico y ha elevado el estrés hasta convertirlo en un proceso patológico. Y es que, como bien se sabe, el estrés es un sentimiento de tensión física y emocional que generalmente proviene de situaciones o pensamientos que hacen a la persona sentirse frustrada, furiosa o nerviosa, y está científicamente comprobado que la primer consecuencia de ello es un severo daño a la salud de la persona que lo sufre al disminuir las defensas del organismo pudiendo, incluso, llevarle al colapso o la muerte. Dicha humillación en mi caso es pública y continuada, toda vez que soy una persona ampliamente conocida y la gente hace comentarios burlescos a mi costa al verme en esta condición de precariedad, impotencia y sometimiento por parte de arbitrarios, limitado en plena emergencia sanitaria y si acaso tuviere un agravamiento de salud en mi persona o en alguno de mis seres queridos las cosas empeorarían dramáticamente; además de que tras haber sido ilícitamente desapoderado de mi unidad vehicular con todo lo que transportaba en su interior, ahora para el desarrollo de mis actividades profesionales y personales me veo forzado a trasladarme en carros de transporte público por lo menos entre cuatro a seis veces al día, con todas las incomodidades que ello representa, el impacto directo a mi de por sí ya escaso peculio, y el siempre latente riesgo de adquirir en esos vehículos patógenos más reales que el hipotético covid19 como podrían ser éstos pediculosis, chinches, garrapatas, pulgas, herpes u otros virus, hongos, bacterias y un sinfín de plagas y males de los que muchas personas no están conscientes pero que provocan graves problemas de salud a corto, mediano o largo plazo.
Destaco que los antisociales señalados cuya autoría se imputa a personal de “megaempeños” o vinculados estrechamente a éstos y a su o sus propietarios, y que no creo que esa proscrita acción esté respaldada por instancias gubernamentales como podría ser en su caso la Procuraduría Federal del Consumidor u otras, fueron ejecutados sin previo procedimiento, fundamentación y motivación legal, queriendo decir con esto que ni Yo ni Pablo como “cliente”, “usuario” o “consumidor” de la casa usurera multiseñalada, en ningún momento y por ningún medio fuimos enterados de esta situación, tratándose indubitablemente de un acto artero y robo donde se actualizan delitos contra la libertad de expresión y del cual, como bien expreso, me percaté la noche del viernes 8 de este mes y año. [Anexo II. Fotografía y contrato de compraventa].
Primera quincena del presente mes hasta madrugada del domingo 17.- Fueron allanadas oficinas de mi medio de comunicación y sustraído un disco duro de una computadora que dejaron desarmada tras el ilícito.
De estos hechos me percaté hacia las 02:30 de la madrugada del domingo 17 del presente mes y año, tras arribar al edificio donde están las oficinas principales de TRIBUNA, del cual soy fundador, propietario y director general, así como jefe de mantenimiento, obrero y demás cargos luego de que la violencia contra nosotros cobró la vida de colaboradores y quienes quedaban optaron por sobrevivir.
Este evento delincuencial tuvo verificativo en el tercer nivel del edificio, donde dejaron abiertas dos puertas, sin poder precisar en qué momento aconteció pues hacía días que no había acudido al lugar en razón de las limitaciones impuestas por las autoridades dentro del plan contra la propagación del denominado covid19.
Tras realizar una inspección minuciosa, y como es de suponer completamente alterado por los eventos que vengo narrando y en ese momento más al tener a vista estos acontecidos, me percaté que fueron directo a robarnos material periodístico dado que solamente sustrajeron un Disco Duro de una de las computadoras que aparenta ser la principal, misma que dejaron desarmada tras allanar dos espacios del tercer nivel del inmueble que se ubica en doctor Rafael Lucio Nájera número 1, frente al palacio estatal de gobierno y junto a la catedral metropolitana de Xalapa, Veracruz. El mal tino del o de los perpetradores operó a favor de nuestro medio de comunicación esta vez, ya que los tres discos duros y a excepción del denominado disco sólido en la máquina que abrieron y que a primera vista parece ser la principal, estaban etiquetados con mensajes invertidos; esto es, que arrancaron y se llevaron uno cuya etiqueta de papel adherible decía “Information TODA” siendo que el que contiene material informativo es el que luce una etiqueta con la falsa advertencia “vacío… no sirve”, mismo que dejaron a un lado de la PC que intervinieron. Es decir, sólo se llevaron un cascajo resultado no precísaamente de una estrategia anticrimen por parte de nosotros en TRIBUNA, sino producto de una presunta broma inocente entre colaboradores de antaño en nuestro medio de comunicación. En resumen allanaron y dejaron las puertas abiertas, cambiaron de lugar mobiliario, intervinieron una computadora de escritorio que parecía ser la principal pero que en realidad no lo es, y le sustrajeron un disco duro vacío que tenía adherida una etiqueta con un mensaje expresando lo contrario, siendo que el que sí contenía material periodístico decía “vacío… no sirve”, el tercer disco duro tenía un mensaje neutro: “removible” y al parecer no lo tocaron, mientras que el cuarto disco quizá no les llamó la atención porque más se asemeja a una lámina en la carcasa del equipo de cómputo referido que a un disco duro. [Anexo III. Fotografías]
Domingo 17 del presente mes y año.- Este evento delictivo ocurrió a las 09:26:26 de la mañana del domingo 17 del presente mes y año, cuando llega un sujeto y se introduce al mismo domicilio escenario del allanamiento y robo del 29 y 30 de abril, y éste con toda parsimonia se desplaza por el sitio, inspecciona detenidamente y sustrae documentos de escaso valor informativo que adrede habíamos dejado ahí únicamente como señuelo, los cuales antes de descender del espacio donde se apoderó de ellos se observa cómo los guarda bajo su camisa o chamarra. En el lugar también hay herramientas de las recuperadas tras el primer atentado al patrimonio y contra nuestro ejercicio periodístico, las cuales aunque muy dañadas como nos las devolvieron habíamos reintegrado pues se trata de aparatos de uso diario con los que se realizan tareas de sobrevivencia en tanto llevo a cabo mis actividades periodísticas. Claramente se observa en el video que ofrezco de prueba y apoyo a las investigaciones que se imponen, que estas cosas no llamaron la atención del atacante, quien al arribar al lugar abrió un candado que sujeta una cadena sobre una reja metálica corrediza, lo cambió de lugar y sin haberse introducido lo cerró sobre la misma puerta quizá como un aviso solamente. [Anexo IV. Videos de cámara 2, de las 08 horas a las 11:59:59 horas del domingo 17 de mayo del 2020]
AMENAZAS.- Éstas corren a cargo de una persona que no recuerdo haber visto antes de los hechos que aquí narro y que ahora sé responde al nombre de Enmanuel Cortés, quien el martes 14 del recién pasado abril arremetió contra mí verbal y físicamente manifestando reiterativamente que me partirá la madre por mi quehacer informativo que le provoca molestia, desconociendo Yo a qué se refería exactamente. Durante la agresión el individuo en todo momento aludió a mi actividad periodística afirmando que me odia más que el resto del mundo que también me odia, según sus palabras. Los hechos inician desde la víspera de esa fecha, es decir el lunes 13 de abril del año en curso aproximadamente a las 18 horas, cuando acudí al establecimiento Imagine & Print que se ubica en calle Américas número 137 esquina Salvador González, de Xalapa, Veracruz, lugar comercial del que soy cliente de antaño, a solicitar un impreso en lona cuando, hallándose aparentemente solo en el puesto de dependiente de ese local, el referido sujeto al verme entrar puso mal talante y de muy mala manera respondió a mi petición de cliente, en forma tan altanera y déspota lo hizo y continuó atacándome por varios minutos que otra persona que permanecía en un cuarto adyacente y que Yo no la había visto, hizo acto de presencia y así logró que ese sujeto hipócritamente depusiera su actitud hostil contra mí. Fue al día siguiente, martes 14 aproximadamente a las 18:40 horas que acudí a recibir el trabajo impreso, ordenado y pagado el día anterior a un precio que me pareció excesivo respecto a las tarifas habituales del establecimiento, cuando el tipo que esta vez aparentemente sí se hallaba solo pues el resto del lugar estaba a oscuras y cerrado, sin explicar sus razones nuevamente se lanzó contra mí verbal y físicamente, con mayor virulencia que el día anterior y con expresiones sumamente majaderas, afirmando que desde hace siete años que trabaja en esa empresa me odia igual que otras personas, y que su odio hacia mí aumentó al leer un libelo intitulado “chantajista por vocación”, el cual me agravia y que impreso fue sañosamente difundido por casi toda la república mexicana durante semanas luego de su publicación, que sus autores lo mantienen en la Internet a vista de todo el mundo desde noviembre del año 2013, y que en el expediente AP 115/FEADLE/2013 de esta misma representación social consta sin saber Yo a la fecha cuáles actuaciones al respecto se han llevado a cabo. Ante su agresión contra mí pedí al atacante Enmanuel que depusiera su irracional actitud, a lo cual puso oídos sordos y entonces pasó al ataque físico sin lograr su objetivo pues me salí del lugar aunque pronto retorné al mirar que la lona que ese sujeto ya me había aventado mientras decía “ese es tu pinche trabajo” había sido mal elaborada adrede. Tras conminarlo a actuar civilizadamente y comentarle que quizá tiene prejuicios contra mí porque no me conoce realmente ni me ha tratado, me hizo saber que también ha propalado entre numerosas personas lo que falsamente se dice de mí en el libelo que refiero en líneas precedentes, calumniándome y difamando a diestra y siniestra ante personas que conozco y otras que no conozco, dijo. Cuando retomó sus amenazas de partirme la madre por mi trabajo periodístico sin que ofreciera detalles, opté por abandonar el lugar, sin la lona que fue elaborada de mala fe, y días después que busqué al propietario del establecimiento para comentarle lo sucedido no lo encontré y otras personas que me dijeron que estaba en confinamiento debido a la contingencia sanitaria ampliamente sabida, sin identificarse me entregaron la lona en cuestión que tampoco fue corregida, y ahí mismo me enteré que tras el incidente a que me refiero el señalado Enmanuel Cortés había estado “hablando pestes”, es decir expresándose muy negativamente acerca de mi persona.
C. Fiscal Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, de la Fiscalía General de la República, es por todo lo aquí narrado y que se corresponde con la verdad de los acontecidos, donde se impacta de manera trascendente al ejercicio periodístico, al derecho a la información de las personas y la libertad de expresión, puntualizando que con todos estos hechos perpetrados en medio de circunstancias generalizadas de riesgo se han cometido graves delitos en mi agravio y de terceros, que vulneran mi vida profesional y personal así como a todo mi entorno, violentan mis garantías fundamentales y específicamente me colocan en riesgo extremo, como lo menciono desde el proemio, y que afectan negativamente también mis medios económicos y financieros de supervivencia, con mi coadyuvancia y la reiterada manifestación de mis respetos a usted pido actuar consecuentemente.
A t e n t a m e n t e
Martín Serrano Herrera
Ciudad de México, lunes 25 de mayo del año 2020
Ccp/ Organizaciones y personas defensoras de los derechos fundamentales
Ccp/ Opinión Pública
Fotografía: Ratificando la querella en instalaciones de la FGR, el lunes 25 de mayo del 2020, a las 18:54 horas