En naciones del área donde está México es cotidiano el roce con la violencia y su hermana mayor la impunidad. La sociedad en general acusa, y reportes hablan también del exponencial aumento de crímenes contra políticos y periodistas.
Es temporada electoral pero las cosas no son así espontáneamente.
La situación escala desde hace varios sexenios y convenientemente nadie para la ola de ataques funestos.
En el caso de TRIBUNA consta en decenas de expedientes ministeriales el cúmulo de agresiones continuas y continuadas e impunes perpetradas por enemigos de la libertad de expresión.
Ahora hasta la casa del director de este medio fueron a deslizarse por la pared del traspatio en horas de la madrugada del lunes de esta semana para consumar el atentado. Desde hace meses los traemos de cola y ya nos fueron a averiar las puertas de oficinas y cambiar chapas, por pura maldad.
Providencialmente ahora alguien del vecindario los descubrió y lanzó la alerta logrando que en varios inmuebles adyacentes se encendieran luces, lo cual frustró el ataque homicida.
Muy raro que en un instante apareció la policía y no encontró a los maleantes atrás de un tinaco lleno de agua sobre una azotea, de donde más tarde brotaron y se fueron alegremente a perder en la nada pasando al lado de sus persecutores.
No quisiéramos ser pesimistas o pecar de una cosa o de otra, pero más olió a sospecha que a auxilio para las víctimas la aparición de los genízaros que, como nunca, salieron de alguna parte prácticamente al instante de los acontecidos.
Durante el Duhartazgo nos quitaron a Regina y a Rubén; en el transcurso del tiempo nos han dejado cualquier cantidad de secuelas por las madrizas de represalia a nuestro quehacer democrático; y a cientos de colaboradores de medios por nada los tienen con el Jesús en la boca lamentándonos todos por decenas de asesinatos contra el gremio y ni se diga contra la sociedad en todos sus ámbitos.
El gobierno de Yunes suma cinco muescas en la cacha en apenas un año, mientras que su antecesor y némesis promedió tres por año que como quiera debería ser ni uno antes ni después.
Y la justicia viene gateando, en este como en otros muchísimos casos.
Ahí queda para constancia.
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