DANTE, ASESINO DE GARGALLO, COBARDE CON CALDERÓN
Parece que Dante Delgado, líder de Convergencia no midió sus palabras cuando este domingo en su reunión en el Teatro del Estado en Xalapa, manifestó que Felipe Calderón “deje de jugar a los soldados y se ponga a ver las necesidades del pueblo”. El ex gobernador no se acuerda cuando ordenó la muerte de Toribio Gargallo, a quien protegió hasta que lo desobedeció al matar a los hermanos Morales, en Cuitlahuac.
En esa ocasión se escondieron todos y se reforzó la seguridad del entonces gobernador Dante Delgado. Así, en esa ocasión, por el bien del estado, sin atribuciones legales actuó Dante; así es la lucha en contra de los capos del narcotráfico por parte de Felipe Calderón: sólo que éste último se basa en la ley y no en el poder sólo por el poder de que “yo mando y ya”.
En estas horas, ni la familia del que escribe ni de Dante está más expuesta a un atentado que la del presidente Calderón. No sólo fue la voluntad de querer meter orden en Michoacán, Guerrero, Baja California, etc., con aparatosos operativos con las fuerzas armadas que muchos manifestaron que era puro alarde publicitario, sino que ahora se metió a un asunto de vida y muerte, y si los mexicanos no lo valoramos, entonces no sabemos a qué se pueda llamar valentía, honor y responsabilidad para gobernar esta república.
Se ordenó la extradición de los principales líderes del narcotráfico a los Estados Unidos y esta acción no les puede doler más a los “barones de la droga”, ya que en el país del norte se les aísla en serio: una celda sólo para ellos, sol en cada semana de 4 horas, no hay visitas familiares ni conyugales como en México, los abogados tienen consultas con ellos por medio de redes, nunca se toca y se pueden ver. Prácticamente sin torturarlos (sin meterles un balazo) los matan en vida. ¿Por qué actúan así en contra de ellos? Los vecinos los consideran que ya no tienen remedio ni para readaptarlos.
Ese miedo hizo que en Colombia los capos de la droga casi llegaran a una guerra civil para obligar al gobierno a no extraditarlos a Estados Unidos y se logró por un tiempo la tregua que ya está rota, y los colombianos a cada rato están mandando a sus narcotraficantes a Estados Unidos y van ganando la batalla.
Con la acción de extraditar a los mayores capos de la droga mexicanos encarcelados a Estados Unidos, está en serio peligro la vida del presidente Calderón, porque en las redes del narcotráfico están metidos militares que lo rodean. Ningún mexicano de ninguna esfera podrá negar que este presidente, con todos sus errores, ya está ofreciendo su vida a menos de 60 días en el poder y es triste que no lo respaldemos.
Es por eso que la aseveración de Dante Delgado es inoportuna, cobarde y fuera de contexto, porque él más que nadie sabe los riesgos de ejercer el poder cuando se quiere meter orden como en el caso de Toribio Gargallo.
Los políticos de todos los niveles, de todos los colores, que se quieran hacer los occisos al paso trascendental que dio el presidente Felipe Calderón, no deben creer que solo él peligra, sino todos los grandes directivos de todos los niveles de gobierno. En Colombia, a raíz de la guerra de los “extraditables”, hay senadores, diputados y candidatos presidenciables que han sido víctimas de la presión del narcotráfico. No va a ser distinto en México.
Lo único que está ayudando ahora a México, es que en Colombia también están apretando fuerte en contra de los narcotraficantes y están cerrando pinzas con los mexicanos. Los primeros controlan la producción y los segundos la comercialización, y en los dos frentes se les está combatiendo con la ayuda innegable de los Estados Unidos. Noches negras nos esperan y desesperan.
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